Uno de los mayores retos que aborda la Cumbre del Clima (COP21) en París pasa por conseguir compromisos relevantes para rebajar las emisiones derivadas del transporte y de la actividad cotidiana de las ciudades.
En el cuarto día de esta asamblea se están desarrollando negociaciones sobre cuáles serán los mecanismos de financiación para los países en desarrollo, ahora en un punto conflictivo, y se están presentando ambiciosos planes globales en materia de transporte e infraestructura para ciudades inteligentes, las llamadas smart cities.
En 2010 el 32% del consumo mundial de energía y el 19% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero provinieron de los edificios construidos en todo el mundo. En 2050 se calcula que esos porcentajes de uso de energía podrían duplicarse. Sin embargo, la aplicación generalizada de mejores prácticas y nuevas tecnologías podría llegar a estabilizar las cifras actuales e incluso rebajarlas de cara a 2050.
Tal y como recoge ComunicaRSE en este enlace, en este marco se ha presentado la Alianza Global sobre Edificios y Construcción Verde, apoyada por 8 países y más de 60 organizaciones y empresas internacionales con el objetivo de reducir la huella ambiental del sector de la construcción.
En las sesiones participaron la ministra de Ecología, Desarrollo Sostenible y Energía de Francia, Ségolène Royal; Ibrahim Thiaw, director ejecutivo adjunto del PNUMA; Philippe Benoit, director de Eficiencia y Medio Ambiente de la Agencia Internacional de Energía (AIE) y Pierre-André de Chalendar, consejero delegado del gigante francés de la construcción Saint-Gobain.

Se calcula que el transporte es responsable de un 25% de las emisiones de CO2 del planeta. Concurren en ese porcentajes los impactos de la movilidad urbana, la aviación y la navegación comercial, como los más grandes emisores. Mientras los negociadores discuten cada coma del futuro Acuerdo que traerá compromisos de mitigación y reducción de carbono, se conocieron varias iniciativas relacionadas con transporte.
Una de las más relevante fue la Declaración de París sobre Electro-Movilidad y Cambio Climático, lanzada hoy con el apoyo de Tesla Motors, Michelin, Nissan-Renault, el PNUMA, y la AIE. Se basa en los compromisos de las empresas, las ciudades, los estados y diversas asociaciones que han llevado a cabo esfuerzos decisivos hacia la electrificación del transporte sostenible.
Según la mencionada Agencia Internacional de Energía, para lograr la meta de disminuir el calentamiento global 2 grados centígrados, al menos el 20% de todos los vehículos de carretera (coches, 2 y 3 ruedas, camiones, autobuses y otros) deberán ser eléctricos o a hidrógeno para 2030.
¿Quién paga la mitigación de las emisiones y la adaptación de edificios y medios de transporte? Esta cuestión está siendo debatida intensamente y se proponen diferentes mecanismos de compensación para los países en desarrollo en materia de inversión tecnológica. “No está habiendo consenso con respecto al marco legal normativo de la financiación”, expresó Mark Lutes, asesor senior global de Política del Clima de WWF.
Por su parte, Al Gore, ex vicepresidente de los Estados Unidos, ha advertido a los inversores sobre los riesgos de las carteras ‘carbonizadas’ e insistió en presentar las energías renovables como una oportunidad. «Soy más optimista que en las anteriores COP porque hoy tenemos tecnologías muy avanzadas a nuestra disposición», afirmó Gore.