Este 25 de septiembre se ha convertido en una fecha histórica: 193 países se han comprometido con los denominados Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para mejorar la calidad de vida en el planeta en una agenda que se prolongará hasta 2030.
Tal y como recoge Servimedia en este artículo, la sede de la ONU en Nueva York ha sido el escenario donde más de 150 jefes de Estado han querido adherirse a esta hoja de ruta que busca acabar con la pobreza y la desigualdad y frenar el cambio climático cumpliendo las siguientes 17 metas:
Se trata de un ambicioso acuerdo internacional formado por 17 objetivos y 169 metas que comenzó a fraguarse en 2012 entre varios países, la sociedad civil, jóvenes y empresas en sustitución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), firmados en el año 2000 y que expiran este año.
En líneas generales, los ODS pretenden acabar con la pobreza, combatir la desigualdad y luchar contra el cambio climático para los próximos 15 años, desde 2016 hasta 2030, con el fin de lograr una vida digna para todos sin que nadie se quede atrás.
La Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible ha estado precedida de otros actos en los que celebridades como la cantante Shakira y el ex futbolista David Beckham, ambos embajadores de buena voluntad de UNICEF, destacaron la importancia de la nueva agenda de desarrollo, y la sede de la ONU se iluminó por la noche con una proyección de luces explicando el contenido de los ODS.
La delegación española estuvo encabezada por el rey Felipe VI, acompañado de parte de la plana mayor del ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación: José Manuel García-Margallo, que ostenta la cartera de ministro; Ignacio Ybáñez, secretario de Estado de Asuntos Exteriores; Jesús Gracia, secretario de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica, y Gonzalo Robles, secretario general de Cooperación Internacional para el Desarrollo.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ha calificado los ODS como «una llamada de atención» al mundo para «compartir la prosperidad, la autonomía de los medios de vida de las personas, garantizar la paz y sanar nuestro planeta en beneficio de las generaciones presentes y futuras», al interconectar el crecimiento económico, la inclusión social y la protección del medio ambiente.
Los ODM, que incluían 8 objetivos y 21 metas, fueron elaborados por un grupo de expertos a puerta cerrada y estaban dirigidos a las naciones más pobres del planeta. Sin embargo, los ODS abarcan 17 objetivos y 169 metas consensuadas después de tres años de negociaciones en las que participaron todos los países miembros de la ONU, las ONG y otros actores, y comprometen a todos los Estados, si bien en ambos casos tienen carácter voluntario.
Una de las personas que han participado en la elaboración de los ODS es Paloma Durán, directora de la Secretaría del Fondo de los Objetivos para el Desarrollo Sostenible (SDG-F, en sus siglas en inglés), perteneciente al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
En una entrevista con la mencionada Servimedia, Durán explicó que los principales logros de los anteriores ODM están relacionados con la meta de reducir a la mitad la proporción de personas que padecen hambre en 2015.
Los datos más recientes indican que el porcentaje de personas desnutridas en todo el mundo ha descendido del 23% en 1990 al 15% en 2012, y con el acceso al agua, ya que más de 2.000 millones de personas han logrado en acceder a fuentes mejoradas de agua potable entre 1990 (cuando un 75% de la población podía hacerlo) y 2010 (el 89%). «En materia de agua y hambre, que son los dos temas más básicos para la supervivencia de una persona, ha habido avances sustanciales», apuntó.
Durán expresó su «esperanza» de que el planeta esté en mejores condiciones en 2030, año en que expirarán los ODS, respecto a 2015, cuando vencerán los ODM: «La nueva agenda cuenta con más actores, como el sector privado y la sociedad civil, y plantearlo en términos universales implica sumar».
También recalcó que la nueva agenda para el desarrollo no restringe la responsabilidad del cumplimiento de los objetivos a los países, sino a «toda la sociedad», en el sentido de que entran en liza las empresas y las ONG, al tiempo que pone encima de la mesa las necesidades de los pequeños estados insulares al fijar como objetivo la protección de los océanos, los mares y los recursos marinos, e incluye otros como la promoción de sociedad pacíficas e inclusivas. «Esta agenda es mucho más ambiciosa que la anterior», concluyó.